Con la llegada del otoño y la baja de las temperaturas, muchas familias comienzan a utilizar sistemas de calefacción que, si no se emplean correctamente, pueden representar un riesgo. Es fundamental adoptar hábitos de seguridad que permitan prevenir emergencias domésticas, especialmente en esta época del año donde se incrementa el uso de estufas, braseros y otros dispositivos térmicos.
- Ventilar regularmente los espacios cerrados, incluso en días fríos, para evitar la acumulación de monóxido de carbono, un gas tóxico e inodoro que puede provocar intoxicaciones graves. Asimismo, es importante revisar el estado de estufas y calefactores, asegurando que estén en buen funcionamiento y que no haya fugas de gas.
- El almacenamiento seguro de combustibles como leña o cilindros de gas también es clave. Estos deben mantenerse alejados de fuentes de calor y fuera del alcance de niños. Además, se recomienda no sobrecargar enchufes eléctricos con varios artefactos a la vez, ya que esto puede provocar cortocircuitos e incendios.
- Supervisar el uso de calefacción por parte de niños y adultos mayores es otra medida relevante, ya que ellos pueden ser más vulnerables ante situaciones de riesgo.
- Tener a mano un botiquín de primeros auxilios, números de emergencia visibles y, si es posible, instalar detectores de humo o gas en puntos estratégicos del hogar, puede marcar la diferencia en caso de una eventualidad.
La prevención comienza con pequeñas acciones cotidianas. Este otoño, cuidar tu hogar es también cuidar a quienes viven en él.